Editoriales

Buenos Aires 01 de Diciembre del 2025

CANNABIDIOL

 

 

Cannabidiol


Revisión temática - Aplicaciones tópicas en dermatología y ciencia cosmética

Aura Rusu, Andreea-Maria Farcaș, Octavia-Laura Oancea and Corneliu Tanase
* Pharmaceutical and Therapeutic Chemistry Department, Faculty of Pharmacy, George Emil Palade University of Medicine, Romania
* Organic Chemistry Department, Faculty of Pharmacy, George Emil Palade University of Medicine, Pharmacy, Science of Târgu Mureș,, Romania
* Pharmaceutical Botany Department, Faculty of Pharmacy, George E. Palade University of Medicine, Pharmacy, Science and Technology of Târgu Mureș, Romania

Biomolecules 2025, 15(9),1219 / https://doi.org/10.3390/biom15091219

 


La planta Cannabis sativa L, pertenece a la familia Cannabaceae, es originaria de Asia Central y Meridional. Se clasifica en varias subespecies, entre ellas sativa, indica, kafiristanca, ruderalis y spontanea subsp. Debido a la ambigüedad de sus límites y a la falta de una clasificación taxonómica universalmente reconocida, se ha sugerido que se reconozca una sola especie de cannabis: Cannabis sativa (cannabis).
La planta de cannabis se ha utilizado para producir fibras de cáñamo (para ropa, cuerdas y papel) y semillas, que se emplean como alimento para animales. Además, se utiliza con fines medicinales, recreativos y religiosos.
En la cultura occidental, se han adoptado diversas expresiones para referirse a esta planta, según su uso y composición. Por ejemplo, los términos «cáñamo» o «cáñamo industrial» se utilizan para clasificar variedades de Cannabis sativa que contienen un 0,3 % o menos de tetrahidrocannabinol (Δ9-THC), el principal compuesto psicoactivo de la planta. En comparación, la «marihuana» o «cannabis medicinal» puede contener hasta un 30 % de Δ9-THC y se considera una sustancia prohibida. A finales del siglo XIX, el cannabinol (CBN) se convirtió en el primer fitocannabinoide aislado, derivado de un extracto de aceite rojo de cannabis. Su estructura se determinó a principios de la década de 1930 y, en 1940, se logró su síntesis química. Ese mismo año, también se aisló el (−)-cannabidiol (CBD), posiblemente junto con el ácido cannabidiólico. En 1942, se logró la extracción de Δ9-THC, probablemente una combinación de (−)-Δ8-THC y (−)-Δ9-THC, lo que contribuyó a un mayor conocimiento de los compuestos del cannabis.
En 1963, se esclarecieron las estructuras y la estereoquímica del cannabidiol (CBD), y en 1964 se dilucidó la estructura del Δ9-Δ9-THC, lo que marcó su primer aislamiento del cannabis.
En 1965 se produjeron nuevos avances con la síntesis de (±)-Δ9-THC y (±)-CBD, lo que allanó el camino para la síntesis de los enantiómeros (+) y (−) de ambos cannabinoides, así como del Δ8-THC.
En 1988, se descubrió el primer receptor cannabinoide (CB1). Estos descubrimientos sentaron las bases de la investigación moderna sobre cannabinoides y marcaron un hito, abriendo el camino a una exploración más profunda de efectos y mecanismos del cannabis [1,5].
La planta Cannabis sativa contiene 278 moléculas de cannabinoides y otros compuestos fitoquímicos (221 terpenoides, 174 terpenos, 92 esteroides, 63 glucósidos de flavonoides, 46 polifenoles y 19 flavonoides) que contribuyen a sus efectos biológicos en el organismo. Los dos principales componentes neuroactivos del cannabis son el alcaloide psicoactivo primario, Δ9-THC, y el alcaloide no psicoactivo, CBD.
En los últimos años, se ha observado un aumento en el desarrollo y uso de productos derivados del cannabis para aplicaciones terapéuticas y cosméticas. El creciente interés en los cannabinoides y otros compuestos bioactivos extraídos de la planta de cannabis se debe a sus potenciales efectos terapéuticos y sus beneficios para la salud de la piel. Por ello, los cannabinoides se incorporan cada vez más a productos dermatológicos y cosméticos.
Las investigaciones in vitro e in vivo actuales indican que el CBD presenta propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, hidratantes, antiacné, cicatrizantes, protectoras de la piel y antienvejecimiento.
El CBD ha demostrado su capacidad para inhibir el crecimiento bacteriano, incluyendo el de Cutibacterium acnes, una bacteria clave en la formación del acné. Su acción antibacteriana, junto con sus propiedades lipostáticas, antiinflamatorias y antiproliferativas, resalta el potencial del CBD como agente eficaz en el tratamiento del acné.
En las formulaciones cosméticas, se utilizan comúnmente extractos de cáñamo de espectro completo y de amplio espectro. Estos extractos contienen principalmente CBD, junto con cannabinoides minoritarios como CBG, CBC y CBDV, dependiendo del método de extracción y el quimiotipo de la planta. El CBD suele ser el principal compuesto activo debido a sus bien documentados efectos antiinflamatorios, antioxidantes e hidratantes.
Sin embargo, existen pocos estudios clínicos centrados en su aplicación en el cuidado de la piel. El desarrollo de un sistema eficaz de administración de fármacos para el uso tópico o transdérmico del CBD sigue siendo una necesidad apremiante. Se requieren investigaciones más exhaustivas, incluyendo ensayos clínicos y análisis farmacocinéticos, para comprender a fondo el potencial del CBD en dermatología cosmética.
Debido a su potencial terapéutico, el CBD es un candidato prometedor para el tratamiento de diversas afecciones dermatológicas e inflamatorias (p. ej., dermatitis atópica, psoriasis, acné y cicatrización de heridas). La administración tópica permite que el CBD actúe directamente en el sitio de aplicación, reduciendo los efectos secundarios sistémicos y mejorando los resultados terapéuticos locales. Por lo tanto, el CBD enfrenta dificultades para penetrar la barrera cutánea debido a su naturaleza lipofílica. Sin embargo, se están explorando avances en las tecnologías de formulación (p. ej., nanoencapsulación) para mejorar su biodisponibilidad y eficacia. Se ha observado que los efectos sinérgicos del CBD y el Δ9-THC mejoran los resultados terapéuticos y minimizan los efectos adversos, lo que convierte a esta combinación en una opción viable para afecciones específicas.
El CBD generalmente se tolera bien, aunque se han notificado algunos efectos adversos leves, como irritación cutánea. Se necesitan más estudios para establecer dosis y formulaciones estandarizadas.
Esta revisión tiene como objetivo proporcionar una síntesis completa y actualizada del conocimiento científico actual sobre la aplicación tópica del CBD en dermatología y cosmética.
El artículo explora los múltiples efectos biológicos del CBD en la piel a través de su interacción con el sistema endocannabinoide (SEC) y otras vías moleculares.
Con base en los efectos biológicos, el artículo examina el potencial terapéutico del CBD en el tratamiento de diversas afecciones dermatológicas, así como su papel en la regeneración y protección de la piel. Además, se abordan los retos relacionados con las propiedades fisicoquímicas, los sistemas de administración, los marcos regulatorios y el perfil de seguridad del CBD, al tiempo que se destacan las futuras líneas de investigación, innovación y aplicación clínica en los campos cosmético y dermatológico.

Diversos cannabinoides y sus propiedades fisicoquímicas
La planta Cannabis sativa contiene 278 compuestos cannabinoides, entre los que se incluyen 150 fitocannabinoides. Si bien se han identificado numerosas moléculas de cannabinoides en Cannabis sativa, los datos cuantitativos detallados sobre la composición porcentual de los derivados individuales del CBD siguen siendo limitados. La mayoría de los estudios se centran en los principales cannabinoides, como el CBD, el Δ9-THC, el CBG, el CBC y el CBN, cuya abundancia relativa se evalúa mediante técnicas como la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) y la cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas (GC-MS) [6,24].
Existen tres clases principales de cannabinoides:
* Fitocannabinoides, producidos exclusivamente a partir de Cannabis sativa
* Endocannabinoides, que existen o se producen de forma natural en el cuerpo humano;
* Cannabinoides sintéticos, estructuralmente similares a los fitocannabinoides o a los endocannabinoides, pero sintetizados en el laboratorio.
La mayoría de los fitocannabinoides tienen poca o ninguna actividad psicoactiva, y una proporción significativa presenta muy pocos efectos secundarios, lo que los convierte en candidatos prometedores para el tratamiento de diversas enfermedades.
Existen tres categorías generales de cannabinoides, basadas en su presencia natural. Cada categoría contiene varias subcategorías según su estructura molecular.
Los cannabinoides también se pueden clasificar según la presencia de un grupo carboxilo, diferenciando entre cannabinoides neutros (como el Δ9-THC y el CBD) y cannabinoides ácidos.
En las plantas, las concentraciones de cannabinoides neutros son mucho menores en comparación con las de cannabinoides ácidos. Así, el Δ9-THC y el CBD se forman por descarboxilación no enzimática, como resultado de situaciones de estrés como la exposición a la luz, el calor o el envejecimiento de sus precursores ácidos, el ácido Δ9-tetrahidrocannabinólico (THCA) y el ácido cannabidiólico (CBDA). La cantidad de cada compuesto que se forma en la planta depende de las características genéticas y las condiciones ambientales, como la temperatura, la humedad y los nutrientes del suelo.
La sintasa de THCA y la sintasa de CBDA fueron las primeras sintasas de cannabinoides estudiadas y representan objetivos potenciales para diversas aplicaciones biotecnológicas, dado que producen los precursores directos de los cannabinoides farmacológicamente activos:
1. Fitocannabinoides:
Compuestos químicos naturales producidos exclusivamente en las plantas de Cannabis sativa y sus especies relacionadas. La mayoría tiene poca o ninguna actividad psicoactiva y, en general, pocos efectos secundarios y de baja gravedad. Los fitocannabinoides son un grupo de agentes análogos a los compuestos terpenofenólicos, con propiedades lipofílicas, que se encuentran principalmente en la resina secretada por los tricomas de las plantas femeninas.
Los fitocannabinoides son ampliamente reconocidos por su importancia, sus diversos beneficios para la salud y sus propiedades psicoactivas [6,29]. Este grupo altamente heterogéneo de compuestos farmacológicamente activos es estructural y bioquímicamente similar al principal compuesto psicoactivo derivado de Cannabis sativa, el Δ9-THC.
Los representantes más conocidos son el CBD y el Δ9-THC.
El CBD es conocido por sus fuertes efectos antagonistas sobre los agonistas de los receptores CB1 y CB2. A diferencia del THC, que actúa como agonista parcial en ambos receptores con eficacia variable, el CBD bloquea estos receptores y se ha descrito que actúa como agonista inverso en ambos receptores. Por lo tanto, el CBD puede contrarrestar los efectos de otros compuestos que activan estos receptores. Entre ellos, los fitocannabinoides sin efectos psicotrópicos son el cannabicromeno (CBC) y el cannabigerol (CBG).
Cuando el Δ9-THC envejece o se expone a la luz, sufre degradación oxidativa, produciendo cannabinol (CBN); sus efectos psicotrópicos son leves. El tetrahidrocannabivarina (THCV) ha atraído especial atención debido a sus características específicas y sus efectos no psicoactivos, que lo distinguen del THC, su análogo psicoactivo.
2. Endocannabinoides
Son compuestos químicos naturales producidos por organismos vivos, asociados a receptores cannabinoides (CB1 y CB2) o considerados generalmente parte del sistema endocannabinoide (SEC). Se les conoce comúnmente como agentes neuromoduladores y poseen características particulares que los distinguen de los neurotransmisores típicos: se sintetizan a voluntad en su sitio de acción mediante la escisión, estimulada por el receptor, de precursores de la membrana lipídica. No se conservan en las vesículas sinápticas.
Los endocannabinoides son mediadores lipídicos derivados de los lípidos de membrana en respuesta a diversas señales, incluidos los desencadenantes de la inflamación. Los endocannabinoides, que contienen amidas, ésteres y éteres de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, son mediadores lipídicos aislados del cerebro y órganos periféricos. Dos de los principales endocannabinoides son la anandamida (AEA) y el 2-araquidonilglicerol (2-AG). El Δ9-THC y la AEA comparten farmacóforos importantes. La AEA es un neurotransmisor lipídico cuyo nombre proviene de la palabra sánscrita que significa «dicha»; influye en los receptores CB1 y CB2, promoviendo la motivación y el placer. La AEA actúa como agonista parcial en CB1 y como agonista parcial débil en CB2. El 2-AG, que se une con mayor afinidad a estos receptores como agonista completo, se identificó por primera vez en el intestino canino. Además, se ha identificado al 2-AG como el principal ligando endógeno para CB2. Se han descubierto otras moléculas similares a los endocannabinoides, como la virodhamina y la N-araquidonildopamina, pero sus funciones exactas aún no se comprenden del todo.
Otro endocannabinoide, el éter gliceril de 2-araquidonilo (éter de noladina), ha demostrado ser un agonista completo del receptor CB2.
Las sustancias con actividad endocannabinoide N-palmitoiletanolamina (PEA), N-oleoiletanolamina (OEA) y N-estearoiletanolamina se encuentran en cantidades significativas en el cerebro de humanos, ratones y ratas.
3. Cannabinoides sintéticos
La investigación sobre fitocannabinoides y endocannabinoides ha permitido el desarrollo de compuestos sintéticos con alta potencia y selectividad para los receptores cannabinoides. Estos cannabinoides sintéticos ofrecen nuevas oportunidades para modular el sistema endocannabinoide (SEC) con ligandos selectivos que presentan un mayor potencial farmacoterapéutico y una toxicidad limitada. A diferencia de otros tipos de cannabinoides, los sintéticos son compuestos químicos desarrollados en laboratorio que poseen similitudes estructurales tanto con los endocannabinoides como con los fitocannabinoides y actúan mediante mecanismos biológicos similares.
Estos compuestos incluyen agonistas y antagonistas que se unen directamente a los receptores cannabinoides, así como agentes que potencian la síntesis, reducen la recaptación o inhiben la degradación de los endocannabinoides. Los agonistas de los receptores cannabinoides se clasifican en cannabinoides clásicos, cannabinoides no clásicos, aminoalquilindoles y eicosanoides, cada uno con estructuras y propiedades químicas distintivas. Entre los ejemplos más destacados se incluyen HU-210, CP-55940, R-(+)-WIN-55,212–2 y agonistas sintéticos selectivos de CB1 como R(+)-metanandamida y ACEA, así como agonistas selectivos de CB2 como HU-308, JWH-133, JWH-015 y AM1241.
En su artículo de revisión, Morales P. et al. (2017) se centran en el potencial terapéutico y el desarrollo sintético de derivados del cannabidiol (CBD). El CBD ha demostrado potencial en el tratamiento de diversas enfermedades, lo que ha impulsado programas de descubrimiento de fármacos para desarrollar derivados sintéticos con propiedades mejoradas, como mayor potencia y eficacia. Se crearon derivados dirigidos a metabolitos del CBD (p. ej., 7-COOH-CBD, 7-OH-CBD) y se modificó la estructura química del CBD en sitios específicos (cadena lipofílica, grupos hidroxilo y C7-metilo). Se han sintetizado los enantiómeros (−)-CBD y (+)-CBD para su estudio. A diferencia de los análogos naturales de (−)-CBD, que carecen de afinidad por los receptores cannabinoides CB1 y CB2, muchos derivados de (+)-CBD se unen a estos receptores, especialmente al CB1. Las formas hidrogenadas, como el H2-CBD y el H4-CBD, presentan efectos antiinflamatorios y afinidad por el receptor CB1, lo cual difiere de la del CBD natural. Los enantiómeros de dihidro-7-hidroxi-CBD (HU-446 y HU-465) han demostrado potencial antiinflamatorio, presentando el HU-465 una afinidad de unión única a los receptores CB1 y CB2. Estos derivados sintéticos potencian la utilidad terapéutica del CBD, especialmente en afecciones inflamatorias y autoinmunes. \

El Sistema Endocannabinoide de la Piel
Diversos estudios han identificado un sistema endocannabinoide (SEC) único en la piel, caracterizado por ligandos endógenos que se unen a los receptores CB1 y CB2. Los receptores CB1 y CB2 son receptores cannabinoides que pertenecen a la clase de receptores acoplados a proteínas G. Se ha identificado la actividad de ambos receptores CB1 y CB2 en células nerviosas dérmicas, queratinocitos, células epiteliales del folículo piloso y sebocitos.
El SEC epidérmico mantiene la homeostasis cutánea y la integridad de la barrera, regulando diversas funciones neuroinmunoendocrinas. Otros receptores cutáneos a los que se dirigen los cannabinoides, como el potencial de receptor transitorio (TRP), también actúan sobre el CBD. Los canales iónicos y los receptores activados por proliferadores de peroxisomas (PPAR) se encuentran en múltiples células de la piel. Por ejemplo, el receptor de potencial transitorio vaniloide TRPV-4 se encuentra en las glándulas sudoríparas ecrinas, el TRPV-1 en los queratinocitos y el TRPV-3 en los folículos pilosos. El PPAR-α se expresa abundantemente en los queratinocitos basales y las células de la papila dérmica, mientras que el PPAR-δ y el PPAR-γ se encuentran en la epidermis, los folículos pilosos y las glándulas sebáceas.
La presencia de enzimas para la síntesis y degradación de endocannabinoides en piel indica que el sistema cutáneo participa activamente en el metabolismo de los cannabinoides. Los sebocitos, melanocitos, fibroblastos e inmunocitos contienen enzimas como la hidrolasa de amida de ácidos grasos y la lipasa de monoacilglicerol. Ejemplos de endocannabinoides naturales son el 2-AG, la AEA y la PEA. Los endocannabinoides 2-AG y AEA son abundantes en la piel. la piel y han sido ampliamente estudiadas por su importancia en la investigación relacionada con la piel.

Efectos biológicos del cannabidiol en la piel
El CBD influye en el organismo a través de su interacción con el sistema endocannabinoide (SEC). Estudios preclínicos y clínicos han contribuido a comprender el potencial terapéutico del CBD para numerosas afecciones.
El CBD presenta diversos efectos biológicos en la piel, incluyendo propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antimicrobianas, lipostáticas y cicatrizantes. También muestra potencial para el tratamiento de afecciones como el acné, el eccema, la psoriasis y otros trastornos dermatológicos, al modular el crecimiento celular, reducir la inflamación y fortalecer la función de barrera cutánea.
Los mecanismos precisos de acción del CBD no se comprenden del todo. El CBD interactúa principalmente con el SEC a través de diversos mecanismos. A diferencia de los endocannabinoides, el CBD se une al sitio alostérico de los receptores CB1 y CB2 (con baja afinidad), posiblemente actuando como modulador alostérico negativo. También puede actuar como antagonista o agonista inverso en estos receptores y, potencialmente, como agonista parcial en el CB2. El CBD inhibe la hidrolasa de amida de ácidos grasos (FAAH), lo que aumenta los niveles extracelulares de AEA, que activan los receptores CB1 y CB2, así como el canal TRPV-1. Actúa como agonista de los canales TRP, incluidos TRPV1-4 y el receptor de potencial transitorio anquirina 1 (TRPA-1), así como del PPAR-γ. Además, el CBD es antagonista de GPR55 y TRPM8 [9,25,62]. Asimismo, el CBD actúa como agonista parcial del receptor 5-HT1a a bajas concentraciones, pasando a ser un agonista inverso a concentraciones más altas, y actúa como modulador alostérico de los receptores opioides μ y δ.
Se ha demostrado que la aplicación tópica de Δ9-THC y CBD reduce las citocinas proinflamatorias (p. ej., IL-6 e IL-17). Además, el pretratamiento con CBD aumenta los niveles de IL-10, una citocina con propiedades antiinflamatorias. Estos efectos inmunorreguladores parecen ocurrir independientemente de las vías de señalización de los receptores cannabinoides. Muchos productos de CBD se utilizan tópicamente (bálsamos, cremas, geles, lociones, aceites, parches y ungüentos). Sin embargo, la capacidad para evaluar los efectos conductuales y la justificación percibida para el uso de estos productos se ve limitada por la ausencia de investigación clínica controlada y encuestas a pacientes.

Efectos del cannabidiol en la piel:
1. Efecto analgésico: Los endocannabinoides y los agonistas cannabinoides sintéticos poseen propiedades antinociceptivas y antiinflamatorias. Si bien su eficacia y seguridad aún se desconocen, el uso de cannabinoides para tratar el dolor está en aumento. La investigación, realizada principalmente en animales de laboratorio, ha demostrado cómo el CBD influye en la percepción del dolor. El CBD podría tener efectos más potentes que el Δ9-THC, aunque ambos cannabinoides poseen cualidades analgésicas.
2. Efecto antibacteriano: Estudios recientes en fitoterapia han resaltado el papel de los compuestos derivados del cannabis en la lucha contra las infecciones bacterianas, lo que ha generado un creciente interés en sus propiedades antibacterianas.
Appendino G. et al. (2008) examinaron los perfiles antibacterianos de los cinco cannabinoides principales, sus productos de alquilación y acilación, un subconjunto de sus precursores carboxílicos (precannabinoides) e isómeros posicionales sintéticos (cannabinoides anómalos) para recopilar datos de estructura-actividad e identificar un farmacóforo cannabinoide microbicida potencial. El CBD y otros fitocannabinoides (CBC, CBG, CBN y Δ9-THC) mostraron una potente actividad contra diversas cepas de Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) de relevancia clínica. La actividad no se vio afectada significativamente por la naturaleza o la posición del grupo prenilo ni por la carboxilación del grupo resorcinol. Sin embargo, modificaciones como la metilación y acetilación de los hidroxilos fenólicos, la esterificación del grupo carboxílico en los precannabinoides y la adición de un segundo resto prenilo redujeron la eficacia antibacteriana.
Los resultados sugieren que el resto prenilo modula principalmente la afinidad lipídica por el núcleo de olivetol, que es intrínsecamente un agente antibacteriano débil.
Asimismo, la alta potencia de los cannabinoides indica un mecanismo de acción específico aún no identificado.
3. Efecto antiinflamatorio: Numerosos estudios han destacado que ciertos cannabinoides poseen importantes propiedades antiinflamatorias, lo que ha impulsado el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para el manejo de la inflamación.
Henshaw F.R. et al. (2021) revisaron varios estudios in vivo sobre los efectos de los cannabinoides en las citocinas proinflamatorias y antiinflamatorias. Se extrajeron datos de 26 estudios elegibles en los que los niveles de citocinas proinflamatorias se redujeron consistentemente tras el tratamiento con CBD, CBG o CBD combinado con Δ9-THC, ejerciendo así efectos antiinflamatorios. El CBD también es conocido por su efecto antiinflamatorio, presentando, en pequeñas cantidades, efectos fisiológicos que promueven y mantienen la salud.
El efecto antiinflamatorio, combinado con el efecto antioxidante del CBD y sus derivados, puede contribuir a la protección contra el estrés oxidativo y las consecuencias asociadas a las modificaciones oxidativas de proteínas y lípidos. 4. Efecto antioxidante: Las especies reactivas de oxígeno (ROS) se unen fácilmente a los componentes celulares, provocando reacciones de peroxidación lipídica que pueden causar daño celular y, posteriormente, el desarrollo de enfermedades malignas. Esto puede alterar el sistema de defensa antioxidante, que, en condiciones normales, equilibra la peroxidación mediante la producción de glutatión, superóxido dismutasa (SOD) y catalasa. Sin embargo, ante una mayor tasa de peroxidación lipídica, los antioxidantes protectores endógenos de la piel resultan insuficientes.
Numerosos estudios han investigado las propiedades antioxidantes del Δ9-THC, el CBD, los cannabinoides sintéticos y los extractos de Cannabis sativa mediante diversos métodos. Tanto el Δ9-THC como el CBD demostraron una actividad antioxidante comparable a la de las vitaminas E y C. Por lo tanto, en comparación con el CBD, el Δ9-THC presentó una mayor eficacia antioxidante. (Borges R.S.) et al. (2013) destacaron que el CBD posee potenciales propiedades antioxidantes debido a que sus radicales libres catiónicos presentan diversas estructuras de resonancia en las que los electrones desapareados se distribuyen principalmente en los grupos éter y alquilo, así como en el anillo bencénico.
5. Efecto lipostático: Los cannabinoides, en particular el CBD, han demostrado efectos lipostáticos, lo que significa que pueden regular la producción de lípidos. Estos efectos son especialmente relevantes para la salud de la piel y afecciones como el acné. Se ha descubierto que el CBD modula la producción de sebo, reduce la inflamación e inhibe la proliferación de sebocitos (las células que producen sebo).
Estas propiedades convierten a los cannabinoides en candidatos prometedores para el tratamiento del acné y otros trastornos cutáneos caracterizados por una producción excesiva de sebo.
6. Alteración de la melanogénesis (piel, cabello): El sistema endocannabinoide (SEC) en los melanocitos humanos incluye los receptores CB1, CB2 y TRPV-1 (receptor de potencial transitorio vaniloide 1). Los endocannabinoides inducen apoptosis en melanocitos a través del receptor TRPV-1 en altas concentraciones, lo que conlleva un aumento de la fragmentación del ADN y la expresión de p53. Por el contrario, estimulan la producción de melanina y la actividad de la tirosinasa en bajas concentraciones a través de los receptores CB1. Por lo tanto, los endocannabinoides pueden promover la melanogénesis en bajas concentraciones (útil para el tratamiento de trastornos de la despigmentación) e inducir apoptosis en altas concentraciones (potencialmente beneficioso para el tratamiento de melanomas y melasma). Sin embargo, existen pocos estudios que demuestren cómo los fitocannabinoides, como el CBD, afectan la melanogénesis.
El CBD promueve la melanogénesis mediante la activación de vías de señalización específicas y el aumento de la expresión de genes melanogénicos clave a través del receptor CB1. Incrementa la producción de melanina al regular positivamente la expresión del factor de transcripción asociado a la microftalmia (MITF) y la tirosinasa, que son cruciales para la síntesis de melanina.
Este proceso implica la activación de las vías de señalización p38 MAPK y p42/44 MAPK. Además, el efecto del CBD sobre la melanogénesis es independiente de la vía de señalización cAMP-PKA.
7. Efecto antiproliferativo: Los cannabinoides, en particular el CBD y el Δ9-THC, han suscitado un interés creciente por sus propiedades antiproliferativas y proapoptóticas. Estos compuestos ejercen efectos multifacéticos sobre la biología tumoral, incluyendo la inhibición de la proliferación celular, la inducción de apoptosis y autofagia, la supresión de la angiogénesis y la modulación de la quimiorresistencia. El CBD, en particular, interactúa con diversas dianas moleculares más allá de los receptores cannabinoides clásicos, influyendo en vías como PI3K/AKT/mTOR, MAPK/ERK y NF-κB. Su potencial como agente anticancerígeno y su creciente papel en aplicaciones dermatológicas, incluyendo el tratamiento del cáncer de piel y el acné, se derivan de estos mecanismos. El CBD exhibe propiedades anticancerígenas al inhibir la proliferación celular, inducir la apoptosis y suprimir la angiogénesis tumoral. Estos efectos involucran múltiples vías, incluyendo interacciones con el sistema endocannabinoide (SEC) a través de los receptores CB1 y CB2, así como otros receptores como GPR55, TRPV1 y PPAR.
Estas interacciones modulan las vías de señalización relacionadas con el cáncer, lo que conlleva la inhibición del crecimiento celular, la inducción de la apoptosis y la supresión de la angiogénesis tumoral. Además, el CBD es eficaz para promover la autofagia y la apoptosis en células cancerosas, lo que destaca su potencial como agente anticancerígeno.
Asimismo, el CBD influye en el equilibrio redox y la regulación del estrés oxidativo, incluyendo la activación de Nrf2 y BACH1, lo que contribuye a sus efectos antiproliferativos.
Asimismo, la capacidad del CBD para reducir las náuseas y los vómitos inducidos por la quimioterapia, junto con sus efectos analgésicos, respalda aún más su uso en la terapia contra el cáncer. Comprender la actividad moduladora redox de los cannabinoides en el tratamiento del cáncer es fundamental. Las investigaciones futuras deberían estudiar la interacción entre las capacidades antiinflamatorias de Nrf2 en células normales y el microambiente tumoral inflamatorio, mediante el análisis de la eliminación de radicales libres, la reducción de iones metálicos y la protección contra procesos oxidativos.
Se ha propuesto que varios cannabinoides, incluido el CBD, inhiben la proliferación de queratinocitos de forma dependiente de la concentración, independientemente de si se produce la activación del receptor cannabinoide. Es probable que existan diversos mecanismos de inhibición, como la activación del receptor CB1 por un agonista específico, lo que conlleva una reducción en la expresión de las queratinas K6 y K16, tal como se ha observado.

NOTA: El presente es un resumen del trabajo publicado. Texto completo y detallado, tablas, figuras y referencias se encuentran en la publicación original mencionada al principio.