Editoriales
Buenos Aires 01 de Noviembre del 2025
ANEMIA EN EL ADULTO MAYOR
Anemia en Adultos Mayores
Elizabeth A. Price, Stanley L. Schrier
Up Date to September 2018
La anemia es común en la población de adultos mayores.
Aunque la anemia suele ser leve, se ha asociado a una morbilidad y mortalidad considerables).
A. DEFINICIÓN DE LA ANEMIA EN EL ADULTO MAYOR - ASPECTOS CLINICOS
Criterios de la OMS para la anemia - Aunque los valores medios de hemoglobina difieren de un laboratorio a otro, una definición de trabajo de la anemia en el adulto es un nivel inferior a la media menos dos desviaciones estándar. Para los valores esto sería una hemoglobina <14,0 g/dL en los hombres y <12,3 g/dL en las mujeres.
Los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1968 de una hemoglobina (HGB) <13 g/dL en los hombres y <12 g/dL en las mujeres se han utilizado para definir la anemia.
Es importante destacar que los estudios disponibles que investigan la anemia en el adulto mayor y los malos resultados no han sido diseñados para establecer la causalidad. En consecuencia, se desconoce si la anemia en sí misma conduce a un aumento de la morbilidad y/o la mortalidad o si es la etiología subyacente de la anemia o las comorbilidades asociadas las que lo hacen. No obstante, es plausible sugerir que la anemia, que puede provocar un aumento del gasto cardíaco y/o una hipoxia tisular local, podría agravar el deterioro funcional en la población de adultos mayores.
La disminución del funcionamiento, si está presente, puede afectar radicalmente a la vida de una persona mayor y, en última instancia, conducir a la pérdida de la vida independiente en la comunidad. En consecuencia, las medidas de la función física son importantes tanto para evaluar el estado actual como para predecir una discapacidad más grave, como la disminución de la movilidad que lleva al posterior ingreso en una residencia de ancianos. Las siguientes observaciones son importantes a este respecto:
Varios estudios han destacado la asociación entre la anemia leve, incluso los valores de hemoglobina bajos y normales, y el deterioro de la función de movilidad basada en el rendimiento.
Se ha descubierto que la anemia en el adulto mayor está asociada a otros marcadores de deterioro de la función física, como el aumento de la fragilidad, la debilidad muscular y las caídas.
La anemia en los ancianos también se asocia con un deterioro del rendimiento cognitivo, síntomas depresivos y una menor calidad de vida.
En el Women's Health and Aging Study (WHAS II) de 364 mujeres de 70 a 80 años con una hemoglobina ≥ 10 g/dL, la presencia de anemia leve (Hgb 10 a 12 g/dL) se asoció con un rendimiento significativamente peor en el Trail Making Test, Partes B y A, relativo a las pruebas de función ejecutiva [39].
En adultos de 65 a 84 años que viven en la comunidad, la presencia de anemia leve (Hgb 10 a 11,9 g/dL) se asoció con resultados significativamente peores en medidas de atención selectiva [38].
Aumento de la mortalidad - Múltiples estudios han mostrado una asociación entre la anemia y el aumento de la mortalidad. Como ejemplos:
* En 686 mujeres ≥65 años de edad residentes en la comunidad con discapacidades autodeclaradas, los niveles de hemoglobina (HGB) progresivamente inferiores a 11,0 g/dL se asociaron con riesgos cada vez mayores de mortalidad por todas las causas que los niveles de 12,0 g/dL, mientras que los niveles de HGB de 13,0 y 14,0 g/dL se asociaron con un menor riesgo de muerte.
* Un estudio holandés de 755 sujetos residentes en la comunidad de más de 85 años de edad demostró que una HGB <13,0 g/dL en los hombres y <12,0 g/dL en las mujeres se asociaba a un mayor riesgo relativo de mortalidad de 1,6 en los hombres (IC 95%: 1,2-2,1) y de 2,3 en las mujeres (IC 95%: 1,6-3,3).
Trastornos como la malignidad, la úlcera péptica y la infección fueron más comunes en los pacientes anémicos. Sin embargo, el riesgo de mortalidad en los pacientes anémicos de edad avanzada sin enfermedad clínica evidente también aumentó a más del doble que el de los pacientes no anémicos
Efecto de la raza - El impacto de la anemia en la morbilidad y/o la mortalidad también puede estar influenciado por la raza, aunque los datos son contradictorios.
* En la encuesta NHANES III realizada entre 1988 y 1994 a 4.089 participantes de más de 65 años, el nivel de hemoglobina por debajo del cual el riesgo de muerte aumentaba significativamente era de 0,4 y 0,2 g/dL más alto que el punto de corte de la OMS para definir la anemia en los blancos no hispanos y los mexicano-americanos, respectivamente. En los negros no hispanos, este nivel umbral era 0,7 g/dL más bajo que el punto de corte de la OMS para definir la anemia.
* En el estudio Health, Aging, and Body Composition (Health ABC), que incluyó a 3.075 adultos de 70 a 79 años que vivían en la comunidad, la anemia, definida según los criterios de la OMS, en los caucásicos, pero no en los afroamericanos, se asoció de forma significativa con un aumento de la mortalidad durante 6 años de seguimiento.
* En un estudio de cohorte prospectivo que incluía a 1.744 hombres y mujeres de edad ≥71 años de Carolina del Norte, la anemia se asoció significativamente con la mortalidad, cuando se ajustó por variables demográficas y de otro tipo, en los afroamericanos pero no en los caucásicos durante 8 años posteriores de seguimiento.
* En el estudio Chicago Health and Aging Project (CHAP), que incluyó a 1.806 hombres y mujeres de edad avanzada, la anemia se asoció con un aumento de la mortalidad tanto en afroamericanos como en caucásicos tras 3,5 años de seguimiento.
Estos resultados discrepantes pueden deberse a las diferentes estrategias de muestreo o a la falta desproporcionada de datos de seguimiento entre las diferentes razas. Sin embargo, estos estudios amplían el debate sobre la validez de utilizar valores normales específicos para cada raza y el posible impacto dispar de la anemia en los distintos grupos raciales y étnicos.
Otros factores - El riesgo de mortalidad puede estar relacionado con la etiología de la anemia; en un estudio, los sujetos femeninos de edad avanzada con anemia debida a insuficiencia renal o a la anemia de la inflamación crónica tenían un mayor riesgo de muerte en comparación con los controles no anémicos, mientras que los que tenían anemia debida a deficiencias nutricionales o anemia inexplicable no la tenían.
B. ETIOLOGÍA
Las causas de la anemia en el adulto mayor se evaluaron en un estudio de la población estadounidense no institucionalizada en la tercera Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES III) [9]. En general, entre el 10 y el 11 por ciento de los hombres y mujeres ≥65 años de edad estaban anémicos, con una tasa más alta (28 %) en negros no hispanos. La anemia era generalmente leve, con sólo el 2 al 3 por ciento de los hombres y mujeres con un nivel de hemoglobina <11,0 g/dL. Las causas de la anemia se estimaron de la siguiente manera:
* Un tercio estaba relacionado con la presencia de una deficiencia nutricional (por ejemplo, hierro, folato, B12). La deficiencia de hierro, sola o en combinación con la deficiencia de folato o B12, constituía más de la mitad de este grupo.
* Un tercio estaba relacionado con la enfermedad renal crónica y/o con otros trastornos crónicos (p. ej., artritis, diabetes, aumento de la proteína C reactiva en suero o un factor reumatoide positivo).
* La anemia en el tercio restante no tenía explicación, aunque el 17% de estos pacientes (el 6% de toda la población de pacientes) cumplía uno o más criterios para el diagnóstico del síndrome mielodisplásico (por ejemplo, macrocitosis, trombocitopenia, neutropenia).
* Estas determinaciones relativas a la etiología se basaron únicamente en los datos de laboratorio. Sin embargo, la confianza en los datos bioquímicos por sí solos, sin una evaluación clínica que los acompañe, puede llevar a la presunción errónea de que una anomalía bioquímica subclínica ha causado la anemia. Esto es especialmente importante para la categoría de deficiencia de "nutrientes". En el estudio NHANES, la anemia se atribuyó a la deficiencia de cobalamina cuando el nivel de cobalamina era <200 pg/mL, lo que ocurrió en el 11,3% de los pacientes anémicos, ya sea como única anomalía o en combinación con otros hallazgos. Esto concuerda con otros estudios, en los que se han encontrado niveles bajos de cobalamina en el 10 al 20 por ciento de los adultos mayores.
Aunque los niveles bajos de cobalamina se encuentran con frecuencia en los adultos mayores, en su mayor parte la deficiencia tiende a ser subclínica, sin manifestaciones hematológicas o neurológicas [49-51]. Por lo tanto, es probable que los datos de la NHANES III sobrestimen la prevalencia de la anemia por deficiencia de cobalamina.
C. EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA
Enfoque inicial - En general, los algoritmos de diagnóstico para determinar la causa de la anemia en los adultos mayores son similares a los de la anemia encontrada en cualquier paciente adulto.
Las siguientes pruebas adicionales son especialmente importantes cuando se evalúa la anemia en un adulto mayor:
* Además de una historia clínica y un examen físico completos, la evaluación debe tener en cuenta, cuando se disponga de esa información, la tasa de caída de la hemoglobina, así como cualquier cambio que acompañe a los índices de eritrocitos y otros recuentos celulares.
* El recuento absoluto de reticulocitos y/o el índice de producción de reticulocitos es crucial para determinar si la anemia es hipo o hiperproliferativa. La determinación del volumen corpuscular medio (VCM) permitirá acotar aún más las posibilidades de diagnóstico.
* Debe prestarse especial atención a las anomalías que justifiquen maniobras diagnósticas más agresivas, incluyendo los hallazgos de leucopenia o leucocitosis, trombocitopenia, macrocitosis sin causa atribuible, o displasia o la presencia de precursores celulares tempranos en el frotis periférico, sugestivos de un síndrome mielodisplásico subyacente u otro trastorno hematológico.
Si bien la incidencia de gammapatía monoclonal de significado indeterminado aumenta en los adultos mayores, la presencia de una proteína monoclonal en el suero o la orina, además de la anemia, plantea la posibilidad de un trastorno proliferativo plasmático clonal (por ejemplo, mieloma múltiple, amiloidosis, macroglobulinemia de Waldenstrom).
* La evaluación del estado nutricional del paciente desempeña un papel importante en el enfoque diagnóstico de la anemia en el adulto mayor. Por lo tanto, es necesario evaluar con cierta profundidad cuestiones como la adecuación del ácido fólico en la dieta, el consumo de alcohol y la reducción de la absorción de cobalamina secundaria a la gastritis atrófica, la infección por Helicobacter pylori y el uso de agentes que suprimen la producción de ácido gástrico.
Los pacientes adultos mayores pueden tener múltiples causas para su anemia. Por ejemplo, la insuficiencia renal subyacente, la mielodisplasia o una deficiencia nutricional pueden mermar la capacidad de la médula ósea del paciente para responder a la hemólisis o a la pérdida de sangre. En consecuencia, la evaluación completa del paciente anciano anémico puede requerir varias visitas, incluyendo, por ejemplo, la supervisión de la respuesta a la suplementación de nutrientes o la sustitución de hormonas.
El examen de la médula ósea puede estar indicado en visita posterior si los estudios iniciales no dan resultado.
Los siguientes trastornos son comunes en la población de adultos mayores y merecen especial atención:
C.1. ANEMIA FERROPÉNICA.
Realización del diagnóstico - Si bien la anemia ferropénica se asocia típicamente con la presencia de glóbulos rojos microcíticos e hipocrómicos, la anemia ferropénica puede ser normocítica en sus primeras etapas o cuando la deficiencia de hierro se encuentra en combinación con otros trastornos. Aunque este tema se trata en profundidad por separado, hay varias cuestiones que son importantes para determinar la presencia o ausencia de anemia en el adulto mayor.
La ferritina sérica es quizás la medición de sangre periférica más utilizada para evaluar la anemia por deficiencia de hierro. Las reservas de hierro se agotan de forma fiable cuando la ferritina es <12 microg/L. Mientras que una ferritina sérica baja indica de forma fiable una deficiencia de hierro independientemente de la edad del paciente, un nivel de ferritina normal en un paciente de edad avanzada no descarta necesariamente una deficiencia de hierro, ya que la ferritina sérica aumenta con el envejecimiento.
En consecuencia, un valor de corte de ferritina sérica más alto puede diagnosticar con mayor precisión la deficiencia de hierro en el adulto mayor. Así lo demostró un estudio en pacientes adultos mayores hospitalizados, en el que el punto de corte óptimo para la ferritina sérica en la predicción de un estado de deficiencia de hierro fue de 50.
Los índices de hierro también pueden verse influidos por la presencia de inflamación o malignidad (por ejemplo, la anemia de inflamación crónica, ACD), en cuya condición el nivel de transferrina es normal o bajo, y la ferritina es normal o elevada. El receptor de transferrina soluble en suero (sTfR) dividido por el logaritmo de la ferritina puede ser particularmente útil para diagnosticar la anemia por deficiencia de hierro en el entorno de la inflamación concomitante.
Por ejemplo, en un estudio realizado en adultos mayores, se comprobó que el sTfR/log de ferritina era más sensible que los índices de hierro estándar para diagnosticar la anemia ferropénica (88 frente al 16%, respectivamente). Los autores sugirieron que, aunque la ferritina sérica es la medida más rentable para diagnosticar la deficiencia de hierro, el sTfR/log ferritina puede ser útil para los casos indeterminados [62]. Sin embargo, la falta de reactivos estandarizados para el ensayo de sTfR complica la interpretación de la relación sTfR/ferritina.
En consecuencia, puede ser necesario un ensayo cuidadosamente supervisado de suplementos de hierro para confirmar el diagnóstico de deficiencia de hierro cuando se complica con la anemia de la inflamación crónica.
Tratamiento - El tratamiento de la deficiencia de hierro se discute por separado. Sin embargo, el estreñimiento puede ser un efecto secundario importante para los pacientes de edad avanzada que reciben suplementos de hierro por vía oral y puede requerir el inicio de dosis orales bajas con un aumento lento de la dosis durante varias semanas o, en raras ocasiones, el uso de hierro parenteral.
Determinación de la causa - El diagnóstico de la anemia ferropénica requiere, además de la repleción de hierro, la búsqueda de la(s) fuente(s) de pérdida de sangre. En el mundo industrializado, donde la deficiencia de hierro es menos probable debido a la disminución del hierro disponible en la dieta, esto generalmente conduce a la evaluación del tracto gastrointestinal debido a la alta frecuencia de lesiones gastrointestinales superiores e inferiores ocultas encontradas en estos pacientes.
En un estudio realizado en 111 pacientes hospitalizados ≥75 años de edad a los que se les detectó anemia ferropénica, el 92% de los cuales se sometió a una endoscopia y el 82% a una colonoscopia, se encontró que el 68% tenía un origen hemorrágico y el 11% presentaba lesiones sincrónicas. De los 43 pacientes a los que se les encontró un origen colorrectal de la hemorragia, 31 (72%) tenían cáncer de colon; de los 44 pacientes a los que se les encontró un origen gastrointestinal superior de la hemorragia, 6 (14%) tenían una neoplasia.
La importancia de realizar un diagnóstico preciso y oportuno en estos pacientes se demostró en los estudios de seguimiento de los mismos [68]. A los dos años, aquellos con cáncer tratado de forma curativa (28/102) tenían una tasa de supervivencia (68%) similar a la de aquellos con lesiones benignas (80%) o a la de aquellos en los que no se encontró la causa de la anemia (66%). En cambio, ninguno de los 10 pacientes con cáncer tratados de forma paliativa seguía vivo.
Incluso la deficiencia de hierro en ausencia de anemia puede requerir una evaluación de una fuente de sangrado. En un estudio instructivo, 151 pacientes ancianos hospitalizados con niveles de ferritina sérica <50 microg/L en dos ocasiones fueron sometidos a una endoscopia superior y a un enema de bario o a una colonoscopia, independientemente de su nivel de hemoglobina.
Se encontró una posible lesión gastrointestinal superior en aproximadamente la mitad de los pacientes, tanto anémicos como no anémicos. Se encontró una lesión gastrointestinal inferior en el 32 y el 16 por ciento de los pacientes anémicos y no anémicos, respectivamente. El seis por ciento de los pacientes no anémicos tenían cáncer en el tracto gastrointestinal superior y el 9 por ciento de los pacientes no anémicos tenían cáncer de colon.
La ausencia de deficiencia de hierro, definida por una ferritina sérica de ≥50 microg/L, no excluye la presencia de una neoplasia gastrointestinal. En un estudio retrospectivo de pacientes de edad avanzada que se sometieron a una colonoscopia por anemia o por síntomas, la prevalencia de carcinoma colorrectal fue del 16, 20 y 13 por ciento para aquellos con una ferritina sérica <50 microg/L, entre 50 y 100 microg/L, y >100 microg/L, respectivamente.
C.2. ENFERMEDAD RENAL
Anomalías de detección de hipoxia - En los adultos, la eritropoyetina (EPO) es producida principalmente por las células intersticiales peritubulares del riñón. La respuesta normal a la disminución de la tensión de oxígeno en la sangre es un aumento logarítmico de los niveles de eritropoyetina correspondiente a la gravedad de la anemia.
La respuesta de la EPO está atenuada en los pacientes con enfermedad renal, y el empeoramiento de la función excretora renal se corresponde con niveles bajos de eritropoyetina. Esto es de particular importancia en el adulto mayor, dada la conocida disminución de la función excretora renal que se produce con el envejecimiento. Sin embargo, el grado de deterioro renal necesario y suficiente para causar anemia en el adulto mayor, y la forma de medirlo, es un tema de debate permanente.
Se ha descubierto que diversos grados de deterioro de la función excretora renal se correlacionan con la anemia en el adulto mayor. En un estudio de 1005 hombres y mujeres ≥65 residentes en la comunidad que vivían en Italia, un aclaramiento de creatinina, calculado a partir de una recogida de orina de 24 horas, de ≤30 mL/min se asoció a un riesgo significativamente mayor de anemia, y a una disminución significativa de los niveles de eritropoyetina sérica ajustados a la edad y a la hemoglobina, lo que sugiere que éste podría ser el punto de inflexión por debajo del cual es más probable que la anemia se deba a una enfermedad renal en los pacientes adultos mayores.
La medición de la eritropoyetina sérica no suele ser útil en este sentido por dos razones:
* Los niveles de EPO no se elevan drásticamente hasta que la anemia es más grave de lo que se suele observar en el paciente anémico de edad avanzada
Hay una superposición sustancial de los niveles de EPO en aquellos con y sin enfermedad renal crónica
* Aunque hay datos en contra, varios estudios han demostrado un aumento de los niveles séricos de EPO con el aumento de la edad. Este hallazgo sugiere la necesidad de una cantidad relativamente mayor de EPO para mantener la eritropoyesis fisiológica en el adulto mayor, posiblemente secundaria a una resistencia relativa a la EPO. Alternativamente, los niveles elevados de EPO podrían reflejar una menor utilización por parte de una médula hipoplásica, un aumento de la hipoxia local o una perturbación en la vía de detección de la hipoxia.
C.3. ANEMIA INEXPLICABLE
La anemia inexplicable (también llamada "anemia idiopática del envejecimiento") se produce en aproximadamente el 20-30 por ciento de los ancianos anémicos que viven en la comunidad en estudios epidemiológicos transversales [9,10,83], y en hasta la mitad de los residentes anémicos de residencias de ancianos.
Incluso después de una evaluación clínica y de laboratorio exhaustiva, el 17% de los pacientes ancianos hospitalizados con una hemoglobina < 11,5 g/dL tenían una anemia inexplicable [85].
El interés se ha centrado en la importancia de este grupo y en los posibles mecanismos subyacentes a la anemia. Entre ellos se encuentran el hipogonadismo, las alteraciones en el número y/o la función de las células madre hematopoyéticas y de los progenitores eritroides, la disminución de la función renal y/o de la secreción de eritropoyetina relacionada con la edad y la presencia de un síndrome mielodisplásico "temprano" o manifiesto.
Las observaciones preliminares indican que los niveles de EPO son significativamente más bajos en este grupo en comparación con aquellos en los que se encuentra la etiología de la anemia. Si estos informes se confirman, esto sugeriría un deterioro en la detección de la hipoxia o en la producción de eritropoyetina.
En términos cinéticos, la anemia es invariablemente hipoproliferativa, con recuentos absolutos bajos de reticulocitos y un índice reticulocítico bajo.
Se suele suponer que la médula ósea puede lograr un aumento compensatorio de la eritropoyesis de unas ocho veces en los niños y de unas cinco veces en los adultos en respuesta a la anemia hemolítica. Sin embargo, hay poca información sobre este punto para el adulto mayor. En cualquier caso, la mayoría de los posibles aumentos compensatorios de la eritropoyesis parecen perderse en la anemia inexplicable del adulto mayor.
Aunque el aumento de la inflamación que conduce a la anemia inexplicable en el adulto mayor es una hipótesis atractiva, dado el aumento de la interleucina-6 (IL-6) que se observa con el avance de la edad, junto con los efectos conocidos del eje IL-6/hepcidina en la eritropoyesis [94], dos estudios se oponen a esta suposición.
En el primero, se observó que los pacientes ancianos con anemia inexplicable no presentaban una elevación de los marcadores inflamatorios (IL-6, factor de necrosis tumoral alfa, proteína C reactiva) en comparación con los controles ancianos no anémicos.
En el segundo estudio, se comparó a 18 pacientes con anemia inexplicable con controles emparejados por edad y sexo, así como con un grupo de control con anemia de inflamación crónica (ACD); no hubo diferencias significativas en los niveles de hepcidina entre los grupos. En este estudio, los niveles de hepcidina en plasma se midieron utilizando un inmunoensayo recientemente descrito que no había sido validado en un gran número de adultos
D. MANEJO
Búsqueda de trastornos tratables: El manejo eficaz de la anemia en el adulto mayor requiere la detección y corrección de cualquier etiología subyacente tratable. A continuación, se presenta una lista parcial de afecciones que deben considerarse al respecto:
* Deficiencias de hierro, vitamina B12 o ácido fólico
* Infección, inflamación o neoplasia subyacente
* Síndrome mielodisplásico
* Enfermedad renal
Otros trastornos que deben considerarse incluyen, entre otros:
* Trastorno hemorrágico
* Hipotiroidismo
* Abuso de alcohol
Anemia sintomática - En el caso de anemia de origen desconocido, el tratamiento requiere un manejo individualizado y depende de múltiples factores, como el estado funcional, las comorbilidades y los deseos del paciente. No existe un umbral único para iniciar el tratamiento. En algunos pacientes, una hemoglobina <10 g/dL puede ser bien tolerada, mientras que en otros, particularmente aquellos con enfermedad cardiopulmonar o renal subyacente, intervenir para mantener una hemoglobina >10 g/dL puede ser beneficioso. Dada la naturaleza generalmente leve de la anemia en esta población, la mayoría de los pacientes no requerirán tratamiento.
Las intervenciones terapéuticas actuales para el tratamiento de la anemia sintomática en el paciente mayor se limitan al uso de transfusiones de concentrado de hematíes o agentes estimulantes de la eritropoyesis (AEE).
Transfusión de hematíes - Los riesgos de la transfusión de hematíes incluyen las reacciones febriles o cutáneas, más comunes y menos graves, así como los riesgos más raros y graves, como infección, anafilaxia, sobrecarga de volumen, lesión pulmonar aguda relacionada con la transfusión y reacciones hemolíticas mortales.
Además, dados los efectos beneficiosos transitorios de la transfusión de hematíes, someter a los pacientes con anemia crónica a un programa de transfusión crónica conlleva los riesgos asociados de sobrecarga de hierro. Si bien la sobrecarga de hierro transfusional en la talasemia mayor provoca una sobrecarga de hierro cardíaca y hepática grave, existe debate sobre si la sobrecarga de hierro produce el mismo grado de toxicidad orgánica en otros contextos, incluido el SMD.
Sin embargo, las guías actuales recomiendan considerar la terapia de quelación de hierro en pacientes con SMD de bajo riesgo que han recibido transfusiones de 20 a 30 unidades de concentrado de hematíes y que requieren transfusiones de forma continua, además de presentar una ferritina sérica >2500 ng/mL.
Se desconoce si se justifican recomendaciones similares en pacientes de edad avanzada con anemia inexplicada que reciben terapia transfusional crónica.
Eritropoyetina y darbepoetina: La alternativa disponible actualmente a la transfusión de concentrado de hematíes es el uso de un agente estimulante de la eritropoyesis (AEE). Actualmente se utilizan tres AEE: administración con una hemoglobina del último estudio de 14,3 g/dL.
Se necesitan datos adicionales para determinar si la corrección de la anemia leve en pacientes ancianos con anemia inexplicada conlleva mejoras en los resultados funcionales sin toxicidad asociada, así como para determinar el objetivo terapéutico óptimo.
E. RESUMEN Y RECOMENDACIONES
¿Quién debe considerarse anémico?
Actualmente, no existe una definición de anemia universalmente aceptada para el adulto mayor, y las definiciones propuestas difieren según el sexo, la edad, la raza y el origen étnico.
Hasta que se disponga de dichas definiciones, se debe considerar la anemia cuando la hemoglobina sea <13,0 g/dL en hombres mayores y <12,0 g/dL en mujeres mayores.
Establecimiento del diagnóstico
* Los pacientes ancianos anémicos deben someterse a una evaluación estándar para la anemia. Las pruebas deben incluir, como mínimo.
* Hemograma completo, índices eritrocitarios, recuento de reticulocitos, recuento de plaquetas, fórmula leucocitaria, revisión del frotis de sangre periférica
* Urea urinaria y en sangre, creatinina y análisis de orina
* Análisis de heces para detectar sangre oculta
* Hierro sérico, capacidad total de fijación de hierro (transferrina) y ferritina
* B12 y folato séricos
Tratamiento
Cualquier causa tratable de la anemia, si se encuentra (p. ej., deficiencia de hierro, síndrome mielodisplásico, anemia nutricional), debe corregirse.
* En pacientes con anemia leve, asintomática y de causa desconocida, no se indica tratamiento.
* En pacientes con anemia sintomática y de causa desconocida, las opciones incluyen transfusiones de glóbulos rojos o agentes estimuladores de la eritropoyesis (AEE, p. ej., eritropoyetina, darbepoetina). Los datos disponibles son insuficientes para determinar cuál de estas alternativas es la mejor opción. Sin embargo, los AEE no están aprobados por la FDA para esta indicación y su uso en este contexto podría no estar cubierto por el seguro médico.
Si bien no se han establecido ni el umbral óptimo para iniciar el tratamiento ni el objetivo terapéutico óptimo para la anemia sintomática en el adulto mayor, sugerimos un nivel objetivo de hemoglobina entre 10 y 12 g/dL.