Editoriales

Buenos Aires 01 de Mayo del 2023

HIPERURICEMIA y ENFERMEDADES ASOCIADAS

 

 

Hiperuricemia y Enfermedades Asociadas

Claudio Borghi, Enrico Agabiti-Rosei, Richard Johnson, Josep Redon y otros. 

European Journal of Internal Medicine 80 (2020) 1–11 – Review Article

 

El ácido úrico sérico medio ha aumentado progresivamente durante el último siglo, en muchas poblaciones. En EE. UU. aumentó del del 19% en el período 1988-1994 a 21,5% en 2007-2008. En China 2008, las regiones costeras del este tenían una prevalencia de casi 13%, mientras que en la década de 1980 se estimaba en 0%.
La prevalencia aumenta con la edad y es mayor en hombres que en mujeres premenopáusicas (los estrógenos aumentan la excreción renal de uratos).
La hiperuricemia (HC) históricamente suele relacionarse con la gota, pero cada vez más se acepta que los valores de >7,0 mg/dl en hombres y mujeres posmenopáusicas y, >6,5 mg/dl en mujeres premenopáusicas son marcadores clínicos importantes de otras enfermedades.
Solo el 12% de las personas con un nivel de ácido úrico sérico entre 7,0 mg/dl y 7,9 mg/dl desarrollan gota, se considera que las intervenciones terapéuticas para la HC asintomática son injustificadas, a menos que ocurra un episodio de gota.
En el enfoque clínico actual, la HC no solo se asocia con gota, sino también con diversas enfermedades cardiometabólicas: hipertensión arterial, enfermedad renal crónica (ERC), hipertrigliceridemia, obesidad, enfermedad cardíaca aterosclerótica y, síndrome metabólico (SM). Estudios recientes sugieren que la HC puede ser un factor de riesgo para estas condiciones.

Metabolismo y Actividad Biológica del Acido Urico
El ácido úrico es producido por la acción de una enzima: xantina oxidasa, en el proceso catabólico de las purinas.
Se excreta principalmente en orina y heces.
Los niveles séricos de ácido úrico sérico se pueden elevar por:
    * Dietas ricas en purinas y fructosa
    * Proceso intenso de la degradación de los ácidos nucleicos (ADN y ARN) o de ATP (durante el aumento de la rotación celular o la degradación muscular).
    * Insuficiencia renal también puede conducir a la HC (el riñón es una vía de excreción).
    * Bajos niveles de estrógenos en la mujer pre monospáusica (estrógenos aumentan la excreción de uratos, por ello niveles más bajos de uricemia en las mujeres premenopáusicas).
Siempre se pensó que la asociación de la HC con el síndrome cardiometabólico se debía al efecto de la dieta, la obesidad o la resistencia a la insulina y que por lo tanto, el ácido úrico sérico no tendría ningún rol en estas afecciones. De hecho, algunos estudios de hace algunos años han mostrado que el ácido úrico puede ser beneficioso en enfermedades cardiovasculares (ECV) y que funciona como un antioxidante.  Estudios más recientes sugieren que el ácido úrico soluble puede tener una amplia variedad de efectos proinflamatorios. El ácido úrico posee un efecto prooxidante celular, ya que genera especies reactivas de oxígeno. También tiene diversos efectos celulares, como la estimulación de factores de crecimiento, de la ciclooxigenasa 2, quimiocinas (proteína quimioatrayente de monocitos 1), proteína C reactiva y producción de tromboxano, aumentando la actividad y recambio de plaquetas.
El ácido úrico también activa el sistema renina-angiotensina, estimulando la actividad de la renina plasmática y la expresión de la renina renal y activando el sistema de angiotensina. Se ha demostrado que estos efectos son responsables de inducir muchos aspectos de la enfermedad cardiometabólica.
Se ha demostrado que la HC experimental induce hipertensión arterial sistémica, a través de la vasoconstricción, impulsada por los efectos prooxidantes del ácido úrico en las células de los vasos del músculo liso e inhibiendo el óxido nítrico.
Igualmente, se ha demostrado que el ácido úrico induce la resistencia a la insulina y la gluconeogénesis. a través de inhibición de proteincinasa activada por el AMP hepático.
Experimentalmente los ácidos grasos pueden ser inducidos por la HC, a través de  estimulación de la lipogénesis e inhibición de la oxidación de los ácidos grasos, por la inducción del estrés oxidativo mitocondrial dependiente del ácido úrico.
La enfermedad renal crónica (ERC) es impulsada principalmente por el desarrollo de una hipertrofia arteriolar aferente que altera la autorregulación y permite el aumento de la transmisión de la presión arterial sistémica al glomérulo.
La enfermedad cardíaca puede ser secundaria al efecto estimulante que posee la HC sobre el sistema renina-angiotensina, el que podría causar hipertensión arterial, pero también se ha encontrado ácido úrico en la placa aterosclerótica.

Hiperuricemia e Hipertensión
 # Prevalencia de HC en Pacientes con Hipertensión
La relación entre la HC y la hipertensión se conoce desde hace más de un siglo. La HC se halla en el 25% de las personas con hipertensión arterial no tratada y en las tres cuartas partes de los pacientes con hipertensión arterial maligna.
 # Hiperuricemia como Factor de Riesgo de Hipertensión
La asociación de HC con hipertensión arterial es independiente de los factores de riesgo cardiovascular tradicionales, incluida la edad, obesidad, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (HDL) elevado, diabetes, antecedentes familiares de hipertensión, tabaquismo y consumo de alcohol.
En un metaanálisis de 18 estudios prospectivos, con 55.607 participantes con presión arterial inicial normal, la HC se asoció con un aumento del riesgo de hipertensión incidente. Otro meta análisis de 25 estudios prospectivos y retrospectivos (n = 97.824) concluyó que la HC fue un factor predictivo del desarrollo de hipertensión, independiente del sexo y la etnia (asiáticos vs. no asiáticos).
La HC también puede estar involucrada en el desarrollo de preeclampsia. Las concentraciones séricas de ácido úrico son más elevadas en las mujeres con preeclampsia que en las embarazadas sanas. Varios cambios fisiológicos asociados al embarazo y la preeclampsia pueden, en teoría, conducir a la HC. Sin embargo, un metaanálisis halló que la uricemia no es un buen predictor de complicaciones materno-fetales en el contexto de la preeclampsia.
En un estudio, el 89% de 125 niños de 6 a 18 años, con hipertensión arterial primaria, presentaban concentraciones séricas de ácido úrico > 5,5 mg/dl, mientras que estos niveles se hallaron solo en el 30% de los niños con hipertensión arterial secundaria y en el 0% de los niños con presión arterial normal. Por lo tanto, la HC también se correlaciona con hipertensión en niños.
Hiperuricemia y Enfermedad Metabólica
# Prevalencia de HC en Enfermedades Metabólicas
Estudios epidemiológicos identificaron una correlación positiva entre la uricemia y la prevalencia del SM. Entre 1988 y 1994, dicha prevalencia mostró un aumento gradual, desde 18,9% en individuos con uricemias <6 mg/dl hasta 70,7% en aquellos con niveles ≥10 mg/dl. Esta asociación fue independiente del sexo, la edad, el consumo de alcohol, el índice de masa corporal y la presencia de hipertensión y diabetes.
Por otra parte, la prevalencia de los componentes individuales del SM (HC, hipertrigliceridemia, colesterol-HDL bajo, hipertensión) también aumentan con el aumento de nivel de ácido úrico sérico, excepto la obesidad abdominal, que disminuyó levemente en individuos con HC muy elevada. (≥10 mg/dl). En estudios prospectivos de observación, se halló que las HC predicen el riesgo de desarrollar SM y sus componentes individuales.
Varios estudios han examinado el efecto del sexo sobre la asociaron entre la HC y el SM. Se comprobó que a mayores niveles de HC, mayor era el riesgo de SM. En un metaanálisis de 7 estudios de cohorte, prospectivos (n = 23.081 hombres; 12.195 mujeres), la incidencia del SM aumentó casi un 5% en hombres y 9% en las mujeres, por cada aumento de 1 mg/dl de ácido úrico.
Por un aumento equivalente en las concentraciones de ácido úrico, el riesgo de desarrollar SM fue mayor en mujeres <52 años que en hombres o mujeres mayores. En un análisis de 10.649 hombres y 12.696 mujeres, se halló una asociación entre la uricemia y el riesgo de SM, significativamente más fuerte en las mujeres.
El vínculo entre los niveles de ácido úrico y SM ha sido comprobado en niños.
En adolescentes, esta relación es más compleja.
En todos adultos mayores, la HC fue predictiva del desarrollo de SM en hombres, pero no en mujeres,
# Hiperuricemia como Factor de Riesgo de Enfermedades Metabólicas
La HC se asocia con resistencia a la insulina en mujeres e individuos obesos. Dicha asociación no fue comprobada en los  hombres no obesos, no diabéticos, y sin ECV.
Varios estudios han informado mayor riesgo de diabetes 2 en personas con HC.
Los componentes individuales del SM, excepto la dislipidemia, son más comunes en individuos con HC y diabetes 2. Varios meta análisis han concluido que existiría una relación dosis-respuesta.
Un metaanálisis de 11 estudios observacionales, de cohortes, con un total de 42.834 participantes, concluyó que el riesgo de desarrollar diabetes 2 aumenta 17% por cada incremento de 1 mg/dl de ácido úrico sérico. Sin embargo, en un metanálisis posterior, de 8 estudios prospectivos, de cohortes, y 32.016 participantes, que emplearon una metodología más rigurosa, el riesgo de desarrollar diabetes 2 aumentó 6% por cada incremento de 1 mg/dl de ácido úrico sérico.
La asociación entre los niveles de ácido úrico y la diabetes 2 fue independiente de los componentes séricos del SM. Por otra parte, un análisis europeo concluyó que el riesgo de desarrollar diabetes 2 aumenta un 20% por cada aumento de 1 mg/dl de la concentración de ácido úrico. Sin embargo, los resultados de un análisis multivariable instrumental no confirmaron este hallazgo, poniendo en duda la existencia de una relación causal entre las dos condiciones.
Hiperuricemia y Enfermedad Cardiovascular
Los estudios más modernos hallaron una asociación significativa entre la HC y varias ECV. Esa asociación se mantuvo aún después de los ajustes por posibles factores de confusión. Los niveles de ácido úrico sérico están significativamente asociados con la presencia y gravedad de la enfermedad de las arterias coronarias, hipertrofia ventricular izquierda y fibrilación auricular, tanto en individuos sanos como hipertensos.
El estudio del corazón de Brisighella también informó una correlación significativa entre los niveles de HC, hipertensión y aterosclerosis (incluidos los aumentos del grosor de la íntima-media carotídea, y la velocidad de la onda del pulso).
Los resultados de un meta análisis informaron que la HC confirió un riesgo modesto, aunque estadísticamente significativo de ACV y muerte por ACV, tanto en hombres como en mujeres, y que es un factor de riesgo independiente de insuficiencia cardíaca y resultados adversos en pacientes con insuficiencia cardíaca existente.
La HC también predijo la mortalidad al año en pacientes con insuficiencia cardíaca aguda y efectos adversos, así como la muerte en pacientes con infarto agudo de miocardio.
En pacientes con insuficiencia cardíaca crónica, la HC se asoció significativamente con disfunción diastólica. En particular, el valor pronóstico de la concentración de ácido úrico sérico elevada está asociado con los valores del péptido natriurético cerebral, un biomarcador común en pacientes con disfunción ventricular izquierda.
Los valores pronósticos de urato sérico y el péptido natriurético cerebral parecen ser independientes, pero la elevación combinada de ambos biomarcadores en el mismo sujeto se asocia con peor pronóstico, y se puede utilizar para controlar la evolución clínica en pacientes con insuficiencia cardíaca aguda.
La HC también se asocia con el desarrollo de hipertrofia cardíaca. Por otro lado, los resultados de un estudio realizado en 173 pacientes con uricemia normal, HC y artritis gotosa muestran que la gota se asocia con disfunción diastólica del ventrículo izquierdo, no así la HC.
Su sospecha enfermedad microvascular coronaria ante la ausencia de “rubo miocárdico” en la coronariografía. Se asocia con HC  mayor mortalidad al año luego del tratamiento percutáneo del infarto de miocardio con elevación del segmento ST, comparado con la enfermedad de las arterias coronarias, en la que sí está presente el “rubor” miocárdico en la angiografía coronaria. Prasad y col. estudiaron las anomalías de la microcirculación coronaria en mujeres posmenopáusicas y hallaron una asociación con HC e inflamación.
En los pacientes con puntajes elevados de calcio se ha comprobado un aumento del urato sérico con un vínculo independiente entre la HC asintomática y la calcificación arterial coronaria, en ausencia de ECV manifiesta. En pacientes con aumento del índice de calcio en las arterias coronarias también se halló asociación con HC y depósitos articulares asintomático s de urato, lo que podría explicar el mayor riesgo de ECV de los pacientes con “gota asintomática”.
Finalmente, también se ha descrito una asociación longitudinal entre la HC y la aterosclerosis periférica, incluyendo el sistema vascular intra y extracraneal y ,la ECV y enfermedad vascular periférica. Se debe tener en cuenta que el tratamiento con diuréticos afecta directamente la HC, un punto a tener en cuenta en el manejo de ECV.
Hiperuricemia y Enfermedad Renal Crónica
Los estudios en la población general han demostrado que la HC es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de ERC. Del mismo modo, los estudios realizados en pacientes con diabetes tipo 1 y tipo 2 han demostrado que, en estas poblaciones, la HC predice el desarrollo de ERC de nueva aparición. Sin embargo, no todos los estudios han mostrado esta asociación.
Varios ensayos a gran escala, realizados en la población general, han confirmado que la HC predice el desarrollo de insuficiencia renal terminal y que su presencia durante el primer año post trasplante renal predice la pérdida del injerto.
Evidencia reciente también le adjudica un papel a la HC peri operatoria en la patogenia de la enfermedad renal aguda, en pacientes sometidos a cirugía cardiovascular. Se sigue sumando evidencia de que incluso la HC leve se correlaciona con daño renal temprano, como lo muestra la albuminuria y las anomalías en la ecografía renal.
Hiperuricemia e Insuficiencia Cardíaca
La insuficiencia cardíaca es uno de los temas más importantes que respaldan el papel del ácido úrico sérico en las ECV. Abundante información publicada plantea aumento de la incidencia y peor pronóstico en pacientes con insuficiencia cardíaca e HC.
En particular, los efectos negativos del ácido úrico sérico son independientes de la disminución del índice de filtración glomerular (IFG), ya que al menos 3 estudios han mostrado un peor resultado clínico (mortalidad y hospitalización) en pacientes con insuficiencia cardíaca y función renal normal.
Esta evidencia está respaldada por el hallazgo de una sobreexpresión significativa de xantina oxidasa en pacientes con insuficiencia cardíaca, lo que provoca un aumento del estrés oxidativo, el cual sería responsable de un deterioro de la función ventricular izquierda, en gran parte proporcional a los niveles circulantes de ácido úrico.
El papel pronóstico de la uricemia está parcialmente respaldado por los resultados de ensayos clínicos. El estudio OPT-CHF muestra una mejora significativa de los resultados principales. en pacientes con HC tratada con oxipurinol, mientras que los resultados del estudio EXACT-HF, con alopurinol, no lo confirmó.
La discrepancia en los resultados de los 2 ensayos, tal vez se deba a los fármacos utilizados, el tamaño de la muestra de los estudios y falta de estratificación basal de los  pacientes, considerando que no todos responden igual a la inhibición de la xantina oxidasa

Fármacos Reductores del Acido Urico
Las guías europeas actuales recomiendan iniciar el tratamiento reductor del ácido úrico, con baja dosis e ir aumentando hasta alcanzar el nivel de ácido úrico sérico deseado. Considerando:
   * Primero, los autores recomiendan revisar los medicamentos que el paciente está tomando y que puedan provocar HC, como las tiazidas y los diuréticos del asa, para cambiarlos si no hay contraindicaciones.
   * Segundo, en sujetos que reciben moduladores del sistema renina-angiotensina, los autores considerarían cambiar a fármacos capaces de reducir el ácido úrico sérico independientemente de su participación en el bloqueo de la angiotensina.
Para la mayoría de los sujetos, los medicamentos de elección para reducir el ácido úrico son los inhibidores de la xantina oxidasa (IXO), como el alopurinol (100 y 900 mg/día en adultos; niños: hasta 400 mg/día usando 10 a 20 mg/kg/día) y el febuxostat (80 mg/día, aumentado a 120 mg/día). Estos fármacos están indicados cuando el depósito ya se ha producido.
Rara vez se recomienda su uso en niños.
En pacientes con insuficiencia renal o hepática se recomienda usar dosis más bajas. En pacientes con insuficiencia hepática leve, se indican 80 mg/día, sin necesidad de ajustes en los pacientes con insuficiencia renal leve a moderada.
En EE. UU. la dosis inicial aprobada de febuxostat es 40 mg/día, aumentando a 80 mg/día en aquellos que no alcanzan un nivel de ácido úrico sérico <6 mg/dl; en pacientes con disfunción renal grave (es decir, ERC) la dosis diaria máxima debe limitarse a 40 mg/día.
De los medicamentos reductores del ácido úrico, los considerados de mayor eficacia comparativa a son los IXO, mientras que los agentes uricosúricos no están universalmente disponibles y se recomiendan principalmente, combinados con IXO o, como tratamiento único en pacientes en los que los IXO no se toleran o están contraindicados.
Se ha informado que el febuxostat es superior al alopurinol en pacientes con gota, en cuanto a la reducción del urato sérico y el porcentaje de pacientes que alcanza la uricemia objetivo propuesta por las guías.
En cuanto a la prevención cardiovascular, la evidencia sigue siendo materia de debate, pero apoya cierto grado de prevención cardiovascular en pacientes tratados con fármacos reductores de uratos, principalmente IXO, con algunas diferencias entre los diferentes fármacos.
El perfil de riesgo/beneficio de la terapia reductora del ácido úrico es un aspecto importante que debe tenerse en cuenta en el tratamiento de pacientes asintomáticos.
Las reacciones adversas graves del alopurinol van desde dermatitis leve a síndrome de Stevens-Johnson.
Entre los pacientes tratados con febuxostat se ha notificado muerte súbita cardíaca (ensayo CARES y experiencia post comercialización).
La revisión, ha concluido que, hasta la fecha, no hay evidencia concluyente que apoye el uso de IXO para la prevención y el tratamiento de la HC asintomática y no grave.

Conclusiones
* Contrariamente a la creencia de que el ácido úrico es un metabolito inerte, en realidad, puede ser un participante activo en una compleja red de procesos, patológicos como hipertensión arterial, resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares y enfermedad renal crónica.
* Aunque faltan más ensayos para determinar si la terapia específica reductora del ácido úrico puede beneficiar a los pacientes con enfermedad cardiometabólica, parece haber suficiente evidencia que justifica el uso de medicamentos para bajar el ácido úrico sérico, por sus riesgos predictivos.
* Para las personas con hiperuricemia, los autores recomiendan iniciar modificaciones en el estilo de vida, incluida la restricción de alimentos con elevado contenido de purinas y azúcares (fructosa).
* La decisión de tratar con fármacos reductores del ácido úrico a las personas con hiperuricemia, tengan o no deposición, que concomitantemente presentan hipertensión, síndrome metabólico o enfermedad renal crónica, sigue siendo tema de debate.
* Los beneficios y riesgos de un tratamiento deben discutirse con el paciente. Esto es especialmente importante dado que todavía no ha sido aprobado que la reducción del ácido úrico sea beneficioso para la enfermedad cardiometabólica, a lo que se suman los posibles efectos adversos del tratamiento.

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